jueves, 23 de abril de 2009

LA HINCHADA QUE NUNCA ABANDONA





DATOS DE LA HINCHADA: Cuenta además con ciertos rituales propios, como ser el «Banderazo», congregación de hinchas al Coloso del Parque para alentar al equipo cada vez que se acerca el clásico de la ciudad, o el festejo del «Día del Amigo Leproso», el cual se festeja el día 21 de julio (fecha de cumpleaños de Marcelo Bielsa) e incluye entre sus acciones la colocación de carteles a lo largo y ancho de la ciudad.

A lo largo de su historia ha sido inspiradora y generadora del surgimiento de diferentes instituciones deportivas en honor del club, como ser el «Club Atlético Newell's Old Boys de Porto Alegre», fundado en 1992 a mano de un grupo de hinchas del São Paulo,[45] o el «Club Atlético y Biblioteca Newell's Old Boys» de Laguna Larga, el cual surgió en el año 1945 por iniciativa de dos residentes del lugar y con la ayuda de un viajante rosarino.

jueves, 19 de marzo de 2009

LOS GUERREROS




Los Guerreros ... la barra brava del club atletico rosario central ... se considera por la capasidad de movilizacion y por su gran tamaño que es la mas popular y la mas grande de rosario y el en ranking de las hinchadas se uvica en 3º detras de los borrachos del tablon y la 12 a la cual le gano varios enfentamientos ... en una revista inglesa la hinchada de rosario central salio elegida como las mas vibrante de america ...! Los Guerreros son aproximadamente 1000 personas mas o menos ... y cuanta con una facilidad de movilizacion impresionante ... su lider andres bracamonte "pillin" sufre de barios disparos de arma de fuego sobre todo en su pierna derecha donde resivio 3 en sus enfrentamientos con el otro fragmento de la barra ... Los Chaperos los cuales fueron despojados por los pillines (luego pasaron a llamarse los guerreros).


lunes, 16 de marzo de 2009

LOS BORRACHOS DEL TABLON








El núcleo duro de la hinchada de River Plate, el grupo caracterizado como barrabravas, se autodenomina “Los Borrachos del Tablón”.
A partir del 2000 se consolidó como la barra más organizada, violenta y respetada en el ambiente. Una de las características que la diferencia de otras hinchadas es por ejemplo, que nunca avisa a la policía para anunciar su recorrido hasta una cancha visitante, mientras que La 12 (hinchada de Boca Juniors) siempre avisa en qué y por dónde va a ir.
Durante mucho tiempo, los barras de River hacían la repartija de entradas en Excursionistas (cuando se jugaba en el Monumental) o en la placita Serrano, en Palermo, o en una cancha de Constitución y Pichincha, cuando el equipo era visitante. Pero después dejaron esta metodología y se cuidaron de dar pistas sobre su organización.
Integrantes de otras barras confesaron tenerles mucho respeto a los de River. De hecho, en 1990, los dirigentes recurrieron a los carapintadas para sacarlos del club, pero ni así pudieron. Las otras hinchadas los acusan de poseer contactos políticos de buen nivel y tener ayuda de algún empleado de la SIDE y de la Policía. Y dan este ejemplo: “Una vez, los de Platense robaron banderas de River de un auto estacionado en Cabildo. A los dos días las debieron devolver por gestiones de la Policía”.
Lo que hay que reconocer, aseguran los rivales, es que son innovadores. En el 96, ante la “U” en Chile, empezaron a usar el gas paralizante: ahora es parte del equipaje de mano en los viajes. A propósito, a Tokio (ante la Juventus) fueron 40 barrabravas; a Francia 98, 15. A Paraguay, contra Cerro Porteño, fueron en avión a Posadas y micro a Asunción. En Alemania 06 fueron la barra que más integrantes llevaron, 42, toda la plana mayor de LBDT estuvo presente. Mientras la segunda línea de Boca y los de Independiente paraban en República Checa para bajar gastos, la de River tenía dos búnkers: los de menor rango, un camping de Munich (donde tuvieron un enfrentamiento con policías), los jefes, en la casa del ex jugador de River Martin Demichelis. A los primeros tres encuentros del grupo de la selección nacional fueron sin problemas. Pero para los octavos de final, no pudieron acudir en masa debido que varios de ellos fueron acusados de la reventa de entradas falsas y de haber ocupado lugares que no les correspondían.
Fuentes de financiamiento
Tendrían una entrada fija de entre 60.000 y 80.000 pesos, reventa de entradas para partidos y espectáculos musicales que se hagan en el Monumental, control de los cuidacoches en estacionamientos linderos al estadio los dias de partido y de recitales, muchos actúan como seguridad en los accesos al estadio cuando hay recitales, alquiler de los ómnibus de traslado de hinchas cuando se juega en el interior. Extraoficialmente se rumorea que tambíen cobrarían un porcentaje de las ventas de varios jugadores (caso Higuaín, Carrizo). Todo ascendería a los $300.000 mensuales, sumado al beneficio de tener los hoteles y los viajes al exterior pagos.
Durante los 70’ el jefe de la barra fue Matutito, le siguió Alberto Matute Taranto, que con 21 años, fue asesinado el 19 de octubre de 1983, a la salida de un Boca 1 River 0 en cancha de Velez Sarfield. En los alrededores se enfrentaron las dos barras y después de escucharse disparos y explosiones de bombas molotov, quedaron tres heridos y un muerto, Matute.
Otros integrantes importantes de esa época fueron Alberto, El Oso (jefe de la fracción de Palermo), Walter, He-man, Tío Rico.
Ya en los 90 la cúpula estaba ocupada por el triunvirato conformado por Edgar El Diariero Butassi, Luis Luisito Pereyra y Rito Ramón Barrios.El 29 de enero de 1993 en Mar Chiquita y antes de jugar contra San Lorenzo por una de las copas de verano, cuatro barras bravas, perfectamente identificados, atacaron con una navaja a Daniel Passarela, Ricardo Pizzarotti, José Miguel y el utilero del equipo, Carlos Peralta. Al grito de “Passarela hijo de puta, pone a Comizzo”, Miguel Alejandro Sandokán Cano, (ya había sido echado de la concentración en 1992 por pedir dinero), tiró un navajazo a la cara del técnico. Finalmente 1994, él e Ismael Melena Guassardo fueron detenidos y procesados. Ambos pertenecían al Grupo de Boulogne, que a raíz de este incidente produjo una división en la barra, en la cual también se destacaban el Grupo de Palermo Viejo (debilitado por la muerte de Matutito) y el Grupo de Laferrere.
El 22 de diciembre de 1996 antes de un partido contra Independiente, fue acuchillado el joven Christian Rousoulis hincha del equipo de Avellaneda, a raíz de este hecho y posteriores procesos, en el 2000 la cúpula fue encarcelada por 4 años e inahibilitada por 6 para ingresar a los estadios.
La sucesión fue disputada por dos grupos, La Banda de los Patovicas (Los Yogures (¿?) , a mediados de los 90 ), liderada por Adrián Rousseau y Alan Schlenker, y el Grupo de Constitución, ligado al justicialismo porteño comandados por Albino Monito Saldivia y Alejandro El Zapatero Flores, secundados por Joe, El Turco, Gallego Chofitol, Pacha, Kevin, Luis Gedisman.
Para alimentar la leyenda, Alfredo Davicce declaró en Olé en 1998 que la barra “vende falopa debajo de las banderas. Están todos filmados…”. Allegados a los barras apuntan a un cabecilla, Tío Rico, como el proveedor de las drogas.
La segunda línea del Zapatero (todos de más de 30 años), fue la que intentó un blanqueo , al estilo de La 12, que se constituyó como sociedad sin fines de lucro en la época del Abuelo. Este grupo se dedicó a la organización de rifas, donaciones y el armado de visitas de los jugadores millonarios a distintos hospitales y comedores, sobre todo al Hospital Garrahan.
El 10 de marzo de 2001, en un viaje a Córdoba para un partido con Talleres, la policía detuvo a 45 hinchas de esa segunda línea de la barra millonaria, que portaban armas de grueso calibre, armas blancas, cocaína y billetes falsos por un total de 3000 dólares. El 21 de enero de ese mismo año, en Mar del Plata, el clásico entre River y Boca fue suspendido por los enfrentamientos entre la policía y los hinchas más violentos del club de Núñez.
Más tarde, el 10 de febrero, en la primera fecha del Clausura, un grupo entró en la tribuna del Monumental encapuchado, mostrando una bandera de Boca. Christian Mayer, integrante del grupo de El Zapatero, fue condenado a realizar trabajos de utilidad pública.
Para fines del año el poder de El Zapatero estaba debilitado. Sus decisiones no eran apoyadas por la mayoría de los nuevos integrantes de la barra. Las apretadas que sufrieron los jugadores de River después de haber perdido tres clásicos seguidos con Boca, en mayo de 2000, habrían sido las primeras muestras de poder paralelo de La Nueva Ola , (como inicialmente fueron conocidos Los Patovicas por la policía encargada de la seguridad en los estadios) jóvenes de entre 20 y 25 años, liderados por Alan, Adrián y Pitu.
El 3 de marzo de 2002 la barra de River emboscó a la de Nueva Chicago en Udaondo y Libertador, pero alguien les habría avisado lo que pasaría a los de Mataderos, que llegaron preparados. Conclusión: varios hinchas millonarios terminaron en el hospital con puñaladas y balazos.
Eso fue determinante para que los nuevos asaltaran el poder. Una versión indica que se votó entre los referentes, pero otra señala que los grupos antagónicos se iban a enfrentar en la primera fecha de ese torneo Apertura. Eso nunca pasó porque, imprevistamente, todo terminó en un choque con hinchas de Newell´s. Y, supuestamente, se pactó entre ambos sectores, la Vieja Guardia y La Nueva Ola, la convivencia.
Los Patovicas, como si fuesen políticos, prometían en su candidatura respaldo económico, elementos de logística para la hinchada y mano dura con las barras rivales. La idea era volver a poner a la barra brava de River entre las más violentas.
Del 2000 al 2002 compartieron en no muy buenos términos el poder, hasta la emboscada a la hinchada de Newell’s del 28 de julio del 2002, en Figueroa Alcorta y Monroe. Uno de Newell’s recibió un puntazo de arma blanca cerca del hemotórax derecho y otro de River, un balazo en el muslo de la pierna derecha. A partir de ahí el poder fue monopolizado por Los Patovicas y los distintos grupos comenzaron a responder a ellos; las bandas de Fuerte Apache, comandadas por Martín Stambuli; la de Caraza, de Matías Corrado -alias Pacha- y Julito Gamboa; la de Merlo, que lideraba Cristian; y las de Flores y Palermo, del Bruja y Richard.
Desde entonces, supieron manejarse dentro del club: consiguieron el amparo de algunos dirigentes, legitimaron su imagen sacando a los pungas de la popular Sívori (molieron a palos a Bolita Nazareno, que no entendía los nuevos códigos) y no dudaron en sembrar el terror y luego jactarse de ello. No sólo eso: reclamaron y consiguieron dinero y viajes con el recurso del pacto de no agresión, una suerte de apriete.
El modus operandi posterior fue claro: pura violencia para sostenerse y crecer. Participaron en un incidente con la barra de Boca, en el Arco del Desaguadero, en febrero de 2003, y crearon una canción para alimentar la leyenda de que los Di Zeo arrugaron. En abril, estuvieron involucrados en La batalla de la Panamericana, un enfrentamiento en el kilómetro 91 de la ruta 9 (a la altura del peaje de Zárate) contra la barra de Newell’s, que derivó en el asesinato de Carlos Puchetta y Héctor Ponce, dos hinchas del club rosarino. Los de Newell´s (en 6 micros) iban a La Boca y los de River (en 8 micros) iban a Rosario para enfrentarse con Central. Además de los 2 muertos, hubo más de 15 heridos y 1.100 detenidos.
El grupo principal lo integran unos 50 individuos, la mayoría con cuerpos trabajados en gimnasios y cabello corto. Este sector aglutina el 40 por ciento de la barra de River. Según fuentes policiales, sus integrantes son mucho más difíciles de llevar. Los que mandan son 20 (la mayoría son socios) y ellos organizan los viajes de corta y larga distancia para ver a River.
A partir de ahí construyeron un poder como nunca se vio en River, con la Justicia persiguiéndolos, se guardaron seis meses. Y cuando volvieron, la premisa era portarse bien. Botón de muestra: en medio de un clásico en Mar del Plata en 2005, una pelota cayó en la popular. La barra se la robó. La Policía pidió por altoparlantes la devolución y como eso no sucedió, fue un grupo de civil a filmar a Los Borrachos para acusarlos de hurto. Adrián los vio y les preguntó qué hacían. Cuando oyó la respuesta, invocó sus derechos constitucionales. Y cuando entendió que la cosa iba en serio, habló por handy y al instante, la pelota apareció.
El poderío económico, la estrecha relación con plantel y dirigentes (Luisito Pereyra, el mentor de Adrián y Alan, trabaja en el fútbol amateur, otros dos fueron empleados, coparon el gimnasio, la confitería y las parrillas y hasta el merchandising de la barra se vendía en la institución) les dió el monopolio de la fuerza.Una de las rarezas que tiene la barra brava de River es que la mayoría de sus integrantes no viene de los suburbios de Buenos Aires. Todo lo contrario. Los sindicados como los “jefes”, provienen de familias de clase media económicamente hablando, al igual que parte de la segunda línea de poder. Tanto Alan como Adrián, son patovicas reconocidos en la noche porteña y de hecho en más de una ocasión realizan sus entrenamientos con pesas en el gimnasio de la institución.
Adrián tiene 30 años y proviene de una familia de clase media. Su padre vive en Laferrere y trabaja en la Legislatura Porteña mientras que su madre vive en Belgrano, a una cuadra de donde habita la hermana de Alan junto a sus dos hijas. El, en cambio, ocupa un piso sobre Migueletes, en Las Cañitas, y vendió la moto Ninja con la que se lo solía ver para manejar un Peugeot 206 negro. Fue empleado del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en alumbrado público y también personal de seguridad de una disco de Núñez llamada Ananá. Su 1,90 metro impresiona tanto como su habilidad en taekwondo: es tercer dan (cuatro categorías arriba de cinturón negro). Cayó por primera vez en la comisaría 51 a los 18 años, cuando era tercera línea de la barra. Su foja se ampliaría: tuvo una causa por lesiones cuando fue patova de boliche y otra en el 2004, tras un River-Estudiantes, cuando junto al Turco del Oeste molieron a palos a unos pungas que intentaban robar en la popular.Los hermanos Alan y William, en cambio, son de una familia de clase media alta. Viven en Barrancas de Belgrano, y Alan heredó el gusto por la aviación. Hasta hace dos años tenía apenas una entrada por averiguación de antecedentes y una pelea con un encargado de edificio. Poca cosa para un barra con poder. Pero cuando se agarraron con los de Newell’’s en la Panamericana (20/4/03), su nombre surgió y el fiscal Marcelo Pernisi lo puso como imputado, aunque al día de hoy no pudo probarle participación alguna. William, por su parte, tuvo una causa confusa que en principio habría sido caratulada como tentativa de robo por un episodio con un taxista, pero después se cayó.
Debajo de ellos están Kevin, que estuvo preso en Devoto porque lo agarraron con un auto mellizo en Provincia; el Pacha Corrado, que maneja la barra de Caraza junto a Julio Gamboa; y el Cortito, laderos de los capos.
En septiembre del 2005 los dos líderes formaron una sociedad para explotar el merchandising de la barra a la que bautizaron Del Tablón SRL, con un capital inicial de $11.000 y con domicilio legal en La Pampa 2100, donde vive William. Pero Propiedad Intelectual les rechazó el logo de la damajuana roja y blanca con el 14 en el medio. Cuando les empezaron a caer distintas causas judiciales, Adrián cedió su 50% como socio gerente a favor de Matías Goñi, amigo de Alan.
Los dos últimos combates importantes se dieron contra la policía de países extranjeros en copas internacionales. En Brasil en el partido contra San Pablo, por la Copa Libertadores 2005: antes de comenzar el partido, hubo enfrentamientos con la policia en el sector donde estaban ubicados los hinchas de River. La policía reprimió con palazos, mientras que la barra de River respondió con piñas, piedras y palos, dejando heridos a 15 efectivos brasileños. Finalmente, este grupo de 200 hinchas hechó de la tribuna a la policia. En la revancha en el Monumental, faltando 10 minutos para terminar el partido, hubo piedrasos entre hinchas de River y del San Pablo, estos últimos desalojados de la tribuna por la policia. Afuera, enfrentamientos entre hinchas de River y la policia, hubo varios detenidos, gases y balas de goma además de corridas sobre la calle Udaondo.
En Paraguay, en julio del 2006. En el primer tiempo, hinchas de River y Libertad se arrojaron proyectiles desde la cabecera local a la platea. La Policía decidió levantar un cordón humano y amontonar a los hinchas visitantes en el medio. En el segundo tiempo, mientras Los Borrachos terminaban de sacar sus banderas, en medio de los piedrazos se escuchó un balazo, se vio el accionar de diez policías y el acorralamiento hacia los alambrados perimetrales. En el tumulto, se quemaron dos trapos que tapaban publicidades. Mientras caían refuerzos en las fuerzas de seguridad, Los Borrachos arrinconaron a golpes y butacazos a la Policía contra el alambrado, que tuvo que reaccionar disparándole balas de goma y gases a los hinchas. Hubo 20 detenidos y un herido. A la salida también hubo enfrentamientos, cometieron el error táctico de no sacarse las camisetas en la pelea con los policías, lo que hizo que los identificaran y cobraran feo a la salida, incluyendo heridos de bala que fueron atendidos por el mismo cuerpo médico del plantel de River en el lobby del hotel.



lunes, 9 de marzo de 2009

JUGADOR NUMERO 12



LA 12, EL PORQUÉ DE SU NOMBRE.

La calificación de "La 12" ("el jugador número doce") que se ganó la parcialidad de Boca Juniors data del año 1925, con motivo de la gira europea que realizó ese año. En esa oportunidad, el equipo fue acompañado por un fanático boquense, Victoriano Caffarena, perteneciente a una familia adinerada, que financió parte de la gira. Durante la misma Caffarena ayudó al equipo en todo: hizo de técnico, de delegado y de masajista, estableciendo tal grado de relación con los jugadores, que éstos los nombraron "Jugador Número 12". Al volver a la Argentina, Caffarena era tan conocido como los mismos jugadores. Desde entonces, y ya recibido de notario, Caffarena dedicó el resto de su vida a apoyar a Boca, creando la agrupación barrial Amigos de la República de La Boca.
Pero realmente, se utilizó la terminología de "Jugador N° 12" hacia la hinchada de Boca, cuando el periodista del diario Crítica, Pablo Rojas Paz, más conocido como "El negro de la tribuna" en una de sus habituales crónicas de la década del 30 dijo que "la hinchada es el jugador n° 12 de Boca". Desde allí, es donde se pasó a denominar a la hinchada más numerosa del fútbol argentino, que es sinónimo de aliento incondicional, entrega, sufrimiento y delirio hacia un club de fútbol. Ya en la década del 60, el club, bajo la presidencia de Alberto J. Armando, lo designó oficialmente como "Jugador Número 12".
En la actualidad, este apodo se utiliza principalmente para nombrar a su barra brava, conocida como La 12. También a la hinchada del Genoa se la denomina jugador número doce.


ALGUNAS IMAGENES










domingo, 8 de marzo de 2009



El término Barra brava se utiliza para designar a aquellos grupos organizados y con diferentes grados de profesionalización dentro de la hinchada de un club, una masa amorfa y cambiante, y que cumplen varias funciones institucionales, prefijadas y organizadas, como por ejemplo el control del trabajo de entrenamiento en los polideportivos o de las vidas privadas de los jugadores, aparte de tener como característica el ser generadores de diversos incidentes violentos, dentro y fuera del estadio, muy a menudo con el empleo de armas -blancas y de fuego-, despliegue pirotécnico y cánticos (cantitos) empleados durante el desarrollo de los partidos.
Las barras bravas, también llamadas el núcleo de la hinchada, se identifican con la utilización banderas (denominadas trapos) con los colores del club, los cuales tienen el carácter sagrado que en los clanes tiene el totem, y diversos instrumentos musicales, particularmente los bombos y o las trompetas. Estas barras también se caracterizan por ubicarse en las tribunas populares, aquéllas que frecuentemente carecen de asientos y donde los espectadores deben ver el partido de pie.

La violencia en el fútbol argentino ha estado presente prácticamente desde sus comienzos. Desde el primer asesinato registrado, ocurrido en Montevideo, en 1924, luego del último partido del Campeonato Sudamericano entre los locales y la selección argentina, hasta comienzos del siglo XXI, este fenómeno se ha cobrado una cifra estimativa de por lo menos un centenar y medio de víctimas fatales y gran cantidad de heridos. Hasta el año 2000, sólo 16 casos terminaron en condena, involucrando a 33 personas. Si bien en Argentina todas las barras bravas son consideradas peligrosas, organismos de seguridad4 consideran las de Boca Juniors, River Plate, Rosario Central y Newell's Old Boys como las más peligrosas.


Origen y desarrollo


Los Guerreros, la hinchada de Rosario Central, es considerada por los Organismos de Seguridad de la Nación como una de las más peligrosas.
Lo mismo ocurre con la Hinchada del Club Atlético Newell's Old Boys, considerada también como una de las más peligrosas de Argentina.
Se tienen noticias de la violencia en el fútbol desde principios del siglo XX, tanto en los partidos del fútbol argentino como en los partidos entre Argentina y Uruguay, en Montevideo y en Buenos Aires. Pero el hecho que trascendió se produjo en el último partido del Campeonato Sudamericano de 1916, que definiría al campeón, disputado el 16 de julio de 1916 en el estadio de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Debido a la sobreventa de entradas, 40 mil personas se acercaron a ver el partido en un estadio que sólo podía albergar a la mitad. El encuentro fue suspendido debido a los desmanes producidos en las tribunas, que terminaron incendiadas.
Curiosamente, el primer superclásico (partido entre Boca Juniors y River Plate), disputado en 1913, terminó con un enfrentamiento de las hinchadas. También el primero disputado en la era profesional, en 1931, finalizó con disturbios. Luego de que tres jugadores de River se negaron a retirarse del campo de juego tras ser expulsados, las hinchadas se enfurecieron y comenzaron una batalla campal.

El primer asesinato relacionado con el fútbol argentino se produjo en Montevideo, Uruguay, en 1924. El 2 de noviembre, tras disputarse el último partido del Campeonato Sudamericano que coronó a los locales, se produjeron incidentes frente al hotel donde se alojaba el seleccionado argentino, interviniendo en la pelea hinchas uruguayos e hinchas y jugadores argentinos. Durante los incidentes, el argentino José Lázaro Rodríguez disparó contra Pedro Demby, quien fallecería el día después. Rodríguez logró escapar y regresar a la Argentina, gracias a la ayuda de jugadores argentinos, en un buque que partió una hora antes de lo programado y no fue interceptado por la policía. La policía uruguaya logró identificarlo gracias a una fotografía publicada el 4 de noviembre en el diario argentino Crítica, en donde se lo veía cenando con jugadores argentinos.11 Fue detenido el 24 de ese mes, pero nunca fue deportado.
El 14 de mayo de 1939, en el estadio de Lanús, la violencia se cobró sus primeras víctimas fatales en territorio argentino. En un partido por la cuarta división entre Boca y el local, tras una falta cometida por un jugador de Lanús, los jugadores comenzaron a pelearse. Al ver esto los hinchas de Boca quisieron derrumbar el alambrado e invadir el campo de juego, lo que motivó que la policía realizara disparos para dispersarlos. Pero un policía, llamado Luis Estrella, disparó hacia la tribuna, alcanzando a dos espectadores: Luis López y Oscar Munitoli, un menor de 9 años.
Pero esta violencia no era sólo entre hinchas, sino también contra los árbitros. El 27 de octubre de 1946, durante un partido entre Newell's Old Boys y San Lorenzo, en Rosario, intentaron ahorcar al árbitro Osvaldo Cossio. El partido iba igualado en dos goles cuando Cossio anuló un gol de los locales, empeorando la situación cuando en la jugada siguiente San Lorenzo convirtió el tercer gol. Promediando el minuto 89 del partido, varios hinchas ingresaron al campo de juego logrando golpear al árbitro e intentándolo ahorcar con su propio cinturón.
Pero este fenómeno sufrió una importante transformación a finales de la década de 1950. El periodista Amílcar Romero establece el año 1958 como el comienzo de las barras bravas actuales, con el asesinato de Alberto Mario Linker. Debido al asesinato de este hincha de River Plate, en octubre de 1958,5 la sociedad toma conocimiento de la existencia de grupos organizados. La llamada "industrialización del fútbol" fue el puntapié inicial para esa organización, ya que se necesitaba controlar todos los aspectos que intervenían en el juego.16 Antes del surgimiento de estos grupos, cuando un equipo jugaba de visitante era presionado por la hinchada rival. Esto motivó la organización de las barras bravas como respuesta a esa presión:
En el fútbol argentino ya estaba institucionalizado que si uno jugaba de visitante era inexorablemente apretado. Aunque no se tratara de barras bravas tal como las conocemos hoy. Los locales te apretaban y la policía, si no miraba para otra parte, también te apretaba. Eso hubo que compensarlo con una teoría, que en la década siguiente fue moneda corriente: a todo grupo operativo con una mística y capacidad de producir violencia la única manera de contrarrestarlo es con otro grupo más minoritario, con tanto o más mística para producir violencia.
Amílcar Romero.
De esta forma, cada club comenzó a tener su barra brava, las cuales eran financiadas por los dirigentes de la institución. A estos grupos les eran entregadas entradas y se les pagaba los viajes a los estadios, sumándose luego otras formas de financiación. Pero el acceso a estos "beneficios" por parte del barra brava dependía de la jerarquía que tenía dentro de la barra. Para obtener ese prestigio se debía ser violento, por lo que comenzó a aumentar la cantidad de muertos:5 desde 1924 a 1957 sólo se habían producido 12 muertes relacionadas con el fútbol,17 de las 237 que se produjeron hasta 2003.
A partir de la muerte de Linker, en el fútbol argentino comienza una etapa marcada por el "acostumbramiento" a la violencia de las barras bravas, y por un incremento en el número de muertes. De acuerdo con Amílcar Romero, entre 1958 y 1985 se producen en Argentina 103 muertes relacionadas con violencia en el fútbol, es decir, en promedio una cada 3 meses. Sin embargo, aclara también que el origen de estas muertes no siempre es el enfrentamiento en el estadio y van desde el choque premeditado entre barras bravas fuera de los recintos deportivos, la represión policial ante desórdenes, o "hechos fortuitos", cuyo análisis tiende a demostrar alguna clase de negligencia o violación de las normas de seguridad.

La identificación y el aguante

Diferentes especialistas, coinciden en que cada hinchada se percibe a sí misma como custodio de la identidad del club. Éste era antiguamente un lugar compartido con los "jugadores símbolo" y los dirigentes comprometidos con la institución. Sin embargo, la rápida venta de jugadores desde los denominados equipos chicos a los denominados grandes, o desde cualquier equipo hacia uno extranjero (especialmente europeos y mexicanos), causó que la identificación con algún jugador sea poco probable debido a la poca continuidad que tienen en el club. Pero, a diferencia del resto de los actores, las hinchadas sólo pueden proponer la defensa de los símbolos, los colores y el estadio, en oposición a la hinchada del equipo contrario.
Las hinchadas desarrollan, en consecuencia, una autopercepción desmesurada, que agiganta sus obligaciones militantes: la asistencia al estadio no es únicamente el cumplimiento de un rito semanal, sino un doble juego, pragmático y simbólico. Por un lado, por la persistencia del mandato mítico: la asistencia al estadio implica una participación mágica que incide en el resultado. Por el otro: la continuidad de una identidad depende, exclusivamente, de ese incesante concurrir al templo donde se renueva el contrato simbólico. Como señalamos, esas obligaciones se extienden hacia una práctica real: la defensa del territorio propio frente a la invasión de la hinchada ajena.
Alabarces (2000), p. 217.
Este proceso crea una profundización en la fragmentación, no sólo en oposición de un "otro" radicalmente negativizado (fragmentación externa), sino también dentro de la misma hinchada (fragmentación interna). La fragmentación externa puede producirse, a diferencia del fenómeno registrado en Europa, de cuatro formas: entre regiones, entre ciudades, entre barrios y entre instituciones del mismo barrio.7La fragmentación interna fue un fenómeno novedoso, y se produjo por el surgimiento de agrupaciones con nombres propios dentro de hinchada. Generalmente el "poder", el acceso a los medios de financiación, se encuentra centralizado en un grupo o en la fusión de varios, como es el caso de Los diablos rojos o La 12, pero otras veces existen peleas para adquirir todo o parte de ese "poder". Éste es el caso, por ejemplo, de la barra brava de Racing, La Guardia Imperial, y la de River Plate, Los borrachos del tablón.
La violencia es vista por algunos autores, como Patrick Mignon, como una forma de visibilidad por parte de los individuos excluidos, siendo esta exclusión no sólo económica. Pero según otra visión30 esta forma de visibilidad puede ser un medio, además, para obtener jerarquías en un ranking imaginario: el ranking del aguante. Este ranking del aguante define supuestas jerarquías sobre quien defiende mejor los símbolos de la institución más allá del dolor y la desilusión, más allá de la victoria o la derrota. El aguante se ha convertido, en este marco, en una categoría ética. En términos prácticos, el aguante se demuestra con la defensa de un espacio, no sólo mediante la pelea cuerpo a cuerpo sino también mediante métodos de intimidación. La señal televisiva TyC Sports transmitía un programa llamado El Aguante, en el cual hinchas de diferentes clubes que concurren a los estadios expresan lo que sienten por su club y por el rival.



FINANCIACIÓN


Grupo principal de la barra brava Los diablos rojos. Parte de la barra tiene una estrecha relación con Hugo Moyano.
Cada barra brava tiene sus medios de financiación particulares. Sin embargo, la generalidad obtiene ingresos por el dinero que le dan dirigentes, políticos y jugadores, la venta de drogas y la reventa de entradas. Estos delitos, según algunas denuncias, se realizan muchas veces con la complicidad de las fuerzas de seguridad:
En Vélez descubrimos que varios de la barra vendían drogas en la confitería del club. Fuimos a la policía y pusieron dos agentes a seguirlos y cuidar la zona. A los dos meses esos policías eran socios de los hinchas.
Raúl Gámez, ex presidente del Club Atlético Vélez Sársfield.

Desde un principio los dirigentes contribuyeron con entradas, ya sea para que entren gratis o para la reventa. Pero actualmente las barras bravas no son utilizadas sólo para las funciones originales, sino también para presionar a jugadores para la firma o rescisión de los contratos. Muchos dirigentes contratan barra bravas en sus empresas o para resguardar la seguridad en los espectáculos realizados en el estadio del club, intentando ocultar la entrega de dinero. También les pagan para ayudarlos en la política del club, presionando a los rivales que se presentan en las elecciones.
Pero muchas veces son presionados para contribuir, amenazando con realizar disturbios durante los partidos y causar la suspensión de los mismos. Éste es el caso, por ejemplo, del incidentre producido el 12 de agosto de 2006, cuando barras de Godoy Cruz, de Mendoza, se enfrentaron con la policía al querer entrar gratuitamente, luego de que la dirigencia les entregó 200 de las 400 entradas que pretendían. Estas presiones también alcanzan a los jugadores, que deben aportar parte de su sueldo.
La relación entre la política y las barras es muy importante. Varios políticos las utilizan como grupos de choque para sus campañas electorales. Un ejemplo de esto es la utilización de la barra del Club Deportivo Morón por parte de Juan Carlos Rousselot. Rousselot, en ese momento Intendente de Morón, la utilizó para suspender una sesión del Concejo Deliberante en la que se cuestionaba un plan de obras públicas propulsado por él. En enero de 1993 el entonces presidente Carlos Menem le conmutó la pena a Emilio Narváez Chávez (barrabrava de San Lorenzo de Almagro), condenado por asesinar a Saturnino Cabrera (Socio de Boca Juniors) el 14 de diciembre de 1990 en La Bombonera.

Pero la relación más paradigmática de los últimos años fue la de Luis Barrionuevo, dirigente sindical y político peronista, y la barra brava de Chacarita Juniors. La barra brava de este club, presidido durante varios años por Barrionuevo, tuvo incidencia en diferentes situaciones políticas de la Argentina. En 1988 integraron el brazo civil del tercer alzamiento carapintada, encabezado por el coronel Mohamed Alí Seineldín contra el presidente radical Raúl Alfonsín. Pero el hecho más significativo se produjo en marzo de 2003, cuando debían realizarse en la Provincia de Catamarca las elecciones para gobernador. La candidatura de Barrionuevo había sufrido una impugnación, ya que no alcanzaba la residencia mínima que exige la legislación. Debido a esto, el día de la elección se produjeron incidentes en la provincia que obligaron a la suspensión de la misma. Entre los detenidos por los disturbios se encontraban integrantes de la barra brava de Chacarita.44
También existe una relación muy estrecha entre Los diablos rojos (barra del Club Atlético Independiente) y el líder de la CGT Hugo Moyano. El jefe de un sector de esa barra, apodado El Polaco, es guardaespaldas del dirigente sindical.45 Además, un integrante de esa barra, Emilio Quiroz, se hizo conocido el 17 de octubre de 2006 en los incidentes producidos durante el traslado de los restos de Juan Domingo Perón a una quinta ubicada en San Vicente. Allí, Quiroz disparó contra un grupo de sindicalistas de la UOCRA, durante un enfrentamiento entre éstos y el Sindicato de Camioneros.46 Entre los miembros del otro gremio también se encontraban barrabravas de Estudiantes de La Plata y Cambaceres.47Una de las características de las barras bravas a partir de esa fecha es la agudización del nivel de violencia, llegando muchas veces a la muerte de alguno de los involucrados. Esta violencia no es exclusiva de los clubes con mayor poder económico, sino que es posible encontrarla en la mayor parte de los mismos. Como por ejemplo, lo ocurrido el 8 de abril de 1962 cuando tras un partido entre Quilmes y Atlanta se produce un enfrentamiento callejero entre las barras. En la pelea, Miguel Ferreyra recibe en el cuello un disparo calibre 45, proveniente de un arma oficial de la Prefectura, institución donde el tirador estaba haciendo la conscripción. Es el primer barra brava activo que resulta víctima fatal.

A partir de la década de 1990, la violencia y la cantidad de víctimas creció aceleradamente. El 9 de agosto de 2007 fue asesinado Martín Gonzalo Acro, barra brava de River Plate, como parte de un enfrentamiento entre dos sectores de Los borrachos del tablón. Por la muerte de Acro, vinculado con el sector que dirige Adrián Rousseau, fueron detenidos varios barra bravas, entre los que se encontraba Alan Schlenker, líder de la otra fracción que disputa el liderazgo